Las personas que en
estado de viudo o viuda se disponían a cambiar de esta situación a
casados, lo hacían con la mayor reserva posible para evitar el ser
molestados. Había una primera situación: Podía ser hombre viudo con
mujer soltera, o mujer viuda con hombre soltero. La segunda
situación: Hombre viudo con mujer viuda. Estas relaciones como se ha dicho se hacían en el
mayor secreto, pero eso era muy difícil, porque había muchas personas por
medio (familiares, vecinos, amigos) que estaban enterados, por lo que era
posible que entre tantos, no hubiera quien lo comentara como una cosa
natural, que me parece que llevaban razón, puesto no se debía de dar tanta
importancia a estos casamientos. Por algún grupo de personas sin determinar la
edad, pues también les gustaban dar la lata a la gente mayor, o por alguna
cuadrilla (grupo de amigos) jóvenes, después de cenar no muy tarde,
formaban una "banda" de música con instrumentos de hacer solamente mucho
ruido, pues era con algún latón golpeado con palos, silbatos, panderetas,
y en particular con cencerros, pues esto de cencerrá es copia de lo que
pone el diccionario, que es cencerrada, pero aquí en el pueblo nos comemos
la última sílaba, al igual que en muchos lugares manchegos. Marchaban a los alrededores de la casa donde
vivía el viudo o la viuda, y aquí a interpretar piezas de música
"selecta", que lo importante es que se oyera lo mas largo posible en
distancia; luego se hacía un silencio, y entonces alguno de los
asistentes, o todos a coro, cantaban canciones que ellos mismos habían
compuesto, que por cierto rimaban bien. Lo peor era si los que se iban a
casar habían tenido cualquier cosa desagradable anteriormente por muy
insignificante que fuera, que entonces los cantares eran alusivos a ese
hecho. Si la cosa había sido de bastante importancia, lo mejor era taparse
los oídos para no escucharlo, pues entonces se cantaban verdaderas
barbaridades. La situación que anoto, sería demasiado empalagosa,
aunque no estaban así mucho tiempo, pues lo antes posible celebraban el
casamiento. Era el haber puesto día y hora para efectuarlo de acuerdo con
el Cura, que era por la noche después de cenar en la Iglesia con las
puertas cerradas, con acompañamiento de los padrinos. Lo pero era si había
alguien enterado de esto, y que estuviera dispuesto a dar el "tostón", se
acompañaba con más personas y se iban a la puerta de la Iglesia para dar
también aquí la cencerrá. Cuando ya salían de la Iglesia convertidos en
marido y mujer, los de la "orquesta" detrás de ellos dando ruido y
cantando hasta el domicilio, que entonces era cuando todo se terminaba de
la dar la "tabarra". Había quien para demostrar, o tal vez era
de verdad que no se habían molestado, que entonces invitaban a entrar en
el domicilio y los obsequiaban con algún que otro dulce y algo de bebida
(limonada o mistela). Famoso en estos lares, era el Señor Amalio,
que vivía enfrente de la Iglesia, y desde su ventana cuando iba la
comitiva del casorio al altar, se asomaba por la ventana, a dar la
cencerrá, con los mayores y mejores cencerros que tenía en sus cámaras. |