MEDICIÓN DE LA BASE GEODÉSICA DE MADRIDEJOS
Una vez realizados todos los preparativos en 1856, en noviembre de 1857
se trazó la base mediante el teodolito. En abril de 1858 se colocaron los
cilindros de referencia en Bolos y Carbonera, se alinearon los vértices de Huertas, Yesos y Corral y
posteriormente Lindero a partir de
la referencia de Huertas y Carbonera
. Se construyeron sobre ellos la obra destinada a resguardar las marcas
grabando las palabras Base y Mapa, el año en que se operaba y el número de
orden del vértice. Posteriormente se construyeron los de Conde, Paredón, Paniagua y Carril.
Para evitar desalineaciones en los vértices de la base se repitió la
alineación con el teodolito en Carbonera
y el heliotropo en Bolos. Se
promediaron las diferencias y se marcó sobre los pilares de cada vértice una
doble faja negra sobre fondo blanco que debía servir de mira durante todo el
trabajo.
El aparato de medir bases se trasladó a Carbonera y el 22 de mayo de 1858 comenzó la
medición llegando a Bolos el 7 de
septiembre completando 3764 mediciones. Se
trasladó todo el material a Huertas y se comenzó la remedición de la tercera sección (entre Huertas y Yesos para comprobaciones) el 18 de septiembre terminando el 5 de
octubre.
El 1 de mayo de 1859 se comenzó la triangulación de la base.
Estacionándose en un vértice se apuntaba hacia los otros en un sentido y en
otro del horizonte, completando un total de 36 vueltas de horizonte.
El 7 de octubre de 1859 de comenzó la medida de nivelación de la base
colocando el teodolito de Brunner en Bolos
y el de Repsold en Conde para
determinar las distancias zenitales. Se hicieron 120 distancias zenitales
recíprocas ente los extremos de la base.
Posteriormente se trabajó
sobre los datos y éstos fueron publicados en 1865. Para entonces la red
española de vértices de primer orden contaba con 520 de los cuales se
habían marcado ya 485. Se habían
enlazadon con las cadenas de vértices de Portugal y las del Pirineo. Así mismo se había
enlazado desde Valencia hasta Baleares.
Los vértices de segundo y tercer orden se empezaron a medir en Toledo
y Madrid desde 1860 a partir de los de primer orden.
Jesús Rodríguez Zamorano
